A Don Domingo Alipio Moret Duque.
A mi inolvidable Amigo, Insigne Compañero de Promoción y Admirado Maestro Músico.
Mi muy querido Amigo.
Un
día como hoy es reservado para las remembranzas que por cierto son
muchas, van desde Agosto de 1954 hasta hoy, -nada menos de 62 años- en
los que nunca desafinaste y diste una permanente demostración de
amistad, dentro de los sentimiento sinceros, con trato amable y alegre,
con un permanente buen trato a quienes formamos tu entorno; toda una
vida y obra que nos enorgullece a quienes te conocimos en vida y hoy
sentimos tu ausencia.
Por
razones de estilo, en este momento me atrevo a decir que me valí de tu
bondad para, habiendo aprendido de tí a tocar aquella flauta en la Banda
de Guerra, me preparé para no tener que llevar un fusil en las Paradas,
todo un hallazgo y la mejor oportunidad para seguir en ese camino
musical del cual jamás nos desligamos.
Amigo Domingo,
tenerte entre mis amigos de siempre me hace considerarte como uno de mis
hermanos más queridos; lamento que lo inexorable siempre nos deja
desprovistos de qué decir en estos momentos, sólo decirte que rezaré
porque mi ausencia te parezca muy corta y natural, de todas maneras,
aunque yo no quisiera, en algún momento te iré a acompañar donde tu
estés.
Quiero
decir a tu Señora Esposa y a tus amados hijos, que yo siento mucho la
tristeza que los aqueja hoy pero, que a pesar de todo lo que deploramos
con tu ausencia, porque yo también estoy triste y casi no sé que decir
en un momento como este, tal vez, si decirles que lo siento mucho y para
siempre. Siempre estaré para ustedes.
En
este momento, también debo dejar saber a la Familia Raíces de
Venezuela, que comprendo qué significa este Atril libre, cerrado y en
silencio, como dije en una oportunidad hace tiempo: "un compañero que no
llega y tal vez no vendrá jamás"; el recital continúa y siempre debe
terminar. Los admiro y quiero mucho.
Perdonen la manera de decir estas cosas pero, no me preparé para expresar que siento lo que siento. Gracias.
El Negro Blanco.
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