Palabras pronunciadas por el Gral. de
Bgda Humberto Silva Cubillàn, con motivo del 58avo. Aniversario del IORFAN.
Caracas 18 de noviembre de 2016
La disposición
de acercarme a esta distinguida audiencia que ha asistido a
la cita convocada para este día, feliz coincidencia con la celebración de la fiesta
de la Virgen de Chiquinquirá, patrona de los zulianos y de nuestra Guardia Nacional de Venezuela; se
corresponde con el honroso compromiso que me hiciese la Junta Directiva del
IORFAN, para discurrir, en la brevedad del tiempo cristalizado en unas paginas,
en momentos en los que la institución que
nos agrupa en su entorno , arriba al 58 avo , aniversario de su fundación .
Y al hacer uso de
mi voz desearía que lo fuese, con su anuencia, en representación de ese
invalorable universo de hombres y mujeres que luego de rendidas largas jornadas
de servicio al alero de los cuarteles del deber militar, la situación del
retiro nos esperaba para adentrarnos por
esos caminos de la vida civil, de la que
otrora fuimos parte cuando de
jóvenes dejamos nuestros
pueblos para ir en búsqueda de los
añorados sueños , lugares aquellos de los que salimos con la voluntad de servir
a la Patria ; reinserción, luego, a esa
sociedad ya en la madurez de la vida, segmentados
, otras veces estigmatizados por unas valoraciones que han girado alrededor del
hecho económico y social que ha signado el devenir de nuestra Venezuela.
El intentar incorporarnos a un
desconocido sector económico, en el que se
actúa de acuerdo a las reglas propias de esa actividad generadora de bienes y servicios, y en rigor el papel que en el mismo juegan la
iniciativa privada y el propio Estado, y que por razones entramadas en esa
urdimbre que se entreteje en ambos entornos , a ese oficial que luego de cumplir meritoriamente lo
establecido en la Constitución, lo que
no fue mas, y lo fue bastante, que la defensa
militar , la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la
participación activa en el desarrollo nacional , no le seria muy fácil , o en el mejor de los casos con muy
pocas posibilidades de accesar a esos
espacios ya ocupados por otros venezolanos
, para poder insertarse en ese
excluyente y desconocido sector cuyas responsabilidades están claramente
definidas.
O el interpretar las
relaciones que giran alrededor de nuestra sociedad, la que con sus
convencionalismos e intereses le es pertinente
construir su estamento en base a lo que es, a los fines esenciales del Estado, la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad
fortaleciendo su estructura alrededor de los ámbitos que les corresponden,
relación derivada de la interpretación
de la Constitución, la que regula el
estatuto de las personas y la sociedad civil, y sus relaciones con el Estado,
deberes y derechos constitucionales en el cual se establece la correlación
Estado-Sociedad.
Y el otro sector de
nuestra sociedad, los militares, quienes
por nuestra propia voluntad asumimos una
responsabilidad que alguien debía desempeñar
para preservar los destinos de la Patria,
en el marco de sus atribuciones constitucionales para garantizar la
independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio
geográfico.
La fragua
que reverberó en nuestro existencia
en tiempos de servicio activo , andares y desandares por los mas variados escenarios de nuestra Venezuela, tierra , mar y aire ,
ejerciendo una profesión cargada de tantas vicisitudes , fue amainando en su fulgor para dirigirnos
luego de tantas jornadas a la vida civil
cuando se atisbaba en la cercana distancia la recelada tranquilidad del
retiro , sin preparación previa para insertarnos en ese mundo para ocupar un
espacio inexplorado ; situación que al
asumirla , nos desconcertaba, en ocasiones desalentaba , ingrata soledad la que derivaba del adiós a
los ambientes donde se desarrolló parte importante de nuestro ciclo vital.
El Estado invirtió en
nuestra formación y desarrollo profesional ingentes recursos económicos en las
Escuelas Superiores y centros de enseñanza militar, también en áreas de interés institucional en centros universitarios, a
nivel nacional, y mas allá de nuestras
fronteras, a los que se nos enviaba; tanto como hubo, en algunos, tal vez mas
de lo que podemos imaginar, interés personal para prepararnos en otras tantas
esferas del saber , de allí que muchos desciframos lo que se encontraba
detrás de las paredes de los claustros universitarios y, a nuestra costas, a ellos acudimos en búsqueda del la luz del
saber universal que allí se encontraba para intentar comprender mejor ese futuro
que nos esperaba , y que innegablemente
requeriría de los logros obtenidos, mas allá de una acreencia a los
efectos de la inclusión en la vorágine de los ascensos, o los cargos inherentes
a cada grado militar, importancia que no se le debía restar ya que sobre esos
fundamentos se labraba la carrera militar.
Si bien es cierto que la
Institución poco, o no mucho para ser
indulgentes, se preocupó por prepararnos para asumir esa realidad que
estaba a nuestras puertas, y si lo hubo
no lo fue acorde con las exigencias a las cuales teníamos que enfrentarnos para reinsertarnos en ese medio que nos aguardaba ya que la misma disto mucho
de organizar programas de inducción para readaptar nuestra estructura física,
mental, económica, laboral, familiar, social, hasta la administración racional
del tiempo,; con el rigor de las exigencias y adecuación a una sociedad que nos recibiría, lo que hubiese
permitido que interpretáramos mejor esa próxima etapa vital y abordarla en
mejores condiciones , rompiendo los
mitos que se tejían, pero también comprendiendo mejor las realidades que a su
alrededor concurrían.
Allí fuimos con nuestras
incertidumbres a labrarnos un esperanzador futuro, a continuar forjando una
familia cuando a lo mucho frisaban nuestras vidas en algo mas allá de la media
centuria, y bajo el impulso de nuestra propia formación y la necesidad de
asentarnos en ese medio que ayer veíamos distante, tuvimos que hacer acopio de
nuestras fuerzas , de nuestra preparación física, mental, espiritual ,
formación, virtudes militares, estudios
y cultura, propios rudimentos para ilusionarnos con esa esperanza.
Duros inicios aquellos en los que se imponía el tener confianza en
nosotros mismos, inicios que se extendieron demasiado pero se imponía el no
perder la confianza .Aquí cabria recitar parte de un soneto, “Gloria”, cuya
signatura es la del egregio poeta peruano José Santos Chocano, cuando en parte
del hermoso endecasílabo, de fina y estructurada métrica , cuando, a nuestra interpretación, nos
enseñaba a vencer las circunstancias, al expresar que …” El ave canta aunque las rama cruja / como que sabe lo que son sus
alas”.
En ese momento, el del
pase a la situación de retiro, y probablemente durante largo tiempo, seria
sumamente difícil y complejo el desarticularse de un comportamiento que quedó
internalizado en la conducta y disciplina adquirida a lo largo de, máximo, seis
lustros y de una practica constante de
las integridades militares dejando los cuarteles para ir a un mundo que nos aguardaba,
a desarrollarnos allí de manera autodidactica , con las dificultades que de
ello se desprendía y de cara a una sociedad cuyo comportamiento estaba, y esta,
estructurada bajo códigos diferentes a los nuestros .
A la luz de esa realidad, y otras tantas
que se pudiesen enmarcar en ese contexto , con estas consideraciones no se alberga el deseo de pontificar, cuando
menos predicar o convertirnos en la conciencia de quienes aquí presente, o en la distancia que nos separa, desde
cualquier confín de esta nuestra Patria, o fuera de ella tantos oficiales
atravesando las penurias de la lejanía ,en mundos desconocidos y económicamente
viviendo privaciones y precariedades; solamente me he arrogado el ser su voz en
las palabras que brotan de mi garganta.
Pero si elevamos
nuestras inquietudes para que a esas promociones que anualmente en oleadas
salen en búsqueda de nuevos destinos, previo a ello se les prepare, aunque
sea medianamente bien, para no ser
presas sus integrantes de las mismas
circunstancia de quienes les hemos precedido en ese adiós a la Institución, en
situación de actividad.
Y también me permito
pedirles su consentimiento para expresar algunas consideraciones que he
señalado en dos obras que sobre nuestra vida militar en la situación de retiro se
han publicado con mi rubrica: “Vuelta a
la calma” y “Desafío al tiempo”
, y en un ensayo ganador del concurso promocionado por nuestra antiguo OFIDIRE con un trabajo titulado
: “ El oficial en situación de
retiro, valiosa reserva estratégica de Venezuela”. Con exactitud fue el 21
de noviembre de 1986, en pleno ejercicio de la vida militar , este ultimo
ensayo.
Al IORFAN,
en la madurez de los años que se celebran, a las Directivas su cuota de
responsabilidad les ha concernido en las diferentes instancia de la vida
institucional, y sin dudar de los esfuerzos que han hecho a través el
tiempo, de cuyos propósitos en dar
vigencia al articulado de la Ley que le dio presencia, no se duda, y que mas allá de estimular el mutuo acercamiento de los oficiales y
fortalecer los vínculos de fraternidad que deben existir entre los miembros de
la Institución Armada, y a través de los
organismos correspondientes procurarles medios de bienestar económico , social
y cultural ; quedan pendiente tareas que bien pudiesen incluir en sus ofertas
electorales quienes aspiran a ocupar la representación de su respectivo
componente en la directiva, próximo a renovarse
. De allí que es menester enunciar algunas , a los efectos de los que estamos
en la situación que nos ennoblece.
Ya va siendo el
momento de saber quienes somos, cuantos estamos en esta situación, la del
retiro militar, qué grado de formación académica, universitaria o técnica
tenemos , agreguémosles los post grado de los mas altos niveles, valioso
capital humano, estratégico, cuyos
conocimientos se han diluido en la indiferencia que arrastra consigo la
inercia, ese cese del movimiento que le
dio el impulso original nacido en los cenáculos del saber universal , cuando se han podido consolidar, en al menos,
en una base datos a nivel Seccionales, para simplificar el esfuerzo, información que
bien pudiese servir a los efectos del instituto y personalmente , o en grupos,
para su inserción en el mercado laboral, como el país que bien lo requiere en
estas horas aciagas.
Un reglamento de la Ley que da vida al Instituto mira de reojo la
indiferencia que se ha tenido, en las instancia del Instituto, para no hilvanar
un articulado en cuyo contenido quede plasmada una norma jurídica de carácter
general, como en doctrina se razona y fuente del derecho, en el que se especificaran las reglas para sistematizar nuestras actividades, bases de convivencia de
capital importancia; se ha quedado esperando materializar en hechos una
realidad que vaya mas allá de los intentos que se han hecho, mas no han pasado
de eso, de intentos.
Qué planteamientos se
han elevado al Órgano Superior, para que para esos grupos de hombres y mujeres,
que ante su inminente pase a esa
desconcertante realidad que les espera, no se les hayan diseñado programas de
inducción social, económica, psicológica, cultural, con suficiente tiempo , el
que vaya mas allá de la ambigüedad de unas horas de conferencia, en el mejor de
los caso y hasta donde conocemos, que les permita entender, o comprender un poco, las grandes incógnitas sobre ese futuro, generalmente incierto y
ante la realidad de una edad que por mucho que se le trate de enmascarar en
eufemismos, es eso, nuestra edad, la que
Dios nos ha privilegiado alcanzar.
Indicadores que están
muy bien definidos por la Organización Mundial de la Salud , cuando determina
que el Envejecimiento Activo, es el proceso de aprovechamiento al máximo de las
oportunidades para tener un bienestar físico, psíquico y social , objetivo que
no es otro que extender la calidad y esperanza de vida a edades avanzadas, un
tanto al margen de los tradicionales conceptos que han asociado la vejez con
las enfermedades, dependencia y falta de productividad. Lo demás son designios
de Dios, tema del cual guardo distancia. El como Supremo Creador, es quien
decide.
En beneficio del tiempo, permítaseme, ya para
finalizar, hacer acopio de unas
enseñanzas que derivan de dos sentencias expresadas por sendos egregios
pensadores del siglo veinte, legado que en
sus obras quedaron para su análisis, para la cultura universal, extrayendo de
las mismas las que , acordes con el tema, del retiro militar, o jubilación para
quienes no portan el uniforme que nos diferencia, exteriormente ; quedando a
juicio de cada quien identificarse con alguno de los dos contenidos.
Veamos: André Malraux, Ministro de Cultura del
Presidente Françoise Mitterrand , de Francia, cuando en su novela la “Condición Humana”, no deja sentir la
expresión de su personaje, el Profesor Gisors, cuando decía; “ Hacen falta sesenta años para hacer a un
hombre, sesenta años de sacrificio, de voluntad, de…!Tantas cosas ¡Y cuando ese
hombre esta hecho, cuando no queda en el nada de la infancia , ni de la
adolescencia, cuando verdaderamente es un hombre, no sirve ya mas que para
morir”.
Sentencia de la que,
en lo personal emito mis consideraciones, ya que mas allá de lo axiomático o no
del contenido de la misma, según el parecer del eximio escritor , nos
preguntaríamos :dónde dejamos lo vivido, lo disfrutado ? De los aportes que
hayamos dado a nuestro país, a nuestra familia, a la sociedad, a la institución
militar a la que hemos pertenecido y pertenecemos, en nuestro caso, eso no
cuenta ? Se le puede pedir algo mas a un
ser humano? La singularidad del hombre, pienso, que no fue tomada en cuenta por
el ilustre pensador, cuando al fin y al cabo, lo que hemos hecho y haremos
todos, en tanto Dios nos lo de en dispensa ,
simplemente es ¡ Vivir!, darle contenidos a la vida.
Y del otro escritor, André Maurois, en su obra “ El arte de envejecer”, nos lleva de
la mano por los insondables caminos de su imaginación, con una sentencia, la
que contrasto y dejo a sus ambles consideraciones y aplicación practica, de ser
su deseo, con la anterior, cuando expresaba: “El
retiro mata a muchas personas, sobretodo a quienes no se han preparado para tomarlo.
Para quien guarda su curiosidad intacta, el retiro es el tiempo mas delicioso
de la vida cuando se conserva la actitud para aprender y comprender, mantener
en su aldea, en su jardín, alguna actividad limitada y personal. El hombre
prudente entregara su tiempo así mismo y a su propia cultura. Por mi parte yo no
me imagino un fin de vida mas bello que el retirarme un día a una campiña ya allí
releer, anotándolos, alguno libros que he amado tanto”.
Dejamos a vuestro mejor
criterio el análisis de estas expresiones de cuyo contenido interesantes
moralejas podemos aprender y practicar, tantas o mas de aquella del bardo
peruano, Santos Chocano……” El ave canta
aunque las rama cruja / como que sabe lo que son sus alas”.
Somos poseedores de la fuerza de nuestra
formación militar, virtudes y acciones
para sobreponernos a todas las vicisitudes. Esas son nuestra alas.
Señoras y señores.
Gracias infinitas por
cederme la generosidad de su tiempo,
el que utilice en nombre de los tantos
oficiales que conformamos un valioso
capital estratégico de Venezuela, unidos fraternalmente en nuestro IORFAN.